Logrado
el PACTO entre los miembros de una comunidad, mediante el cual cada uno ha
renunciado al ejercicio ilimitado de los derechos que la ley natural le confiere,
surge de inmediato la duda y la consecuente zozobra entre todos: ¿Cumplirá el
otro con lo pactado? ¿Cómo garantizar el acatamiento del pacto? Y sin embargo
es menester preservarlo para alcanzar convivencia y seguridad.

No resulta
extraño comprender porque algunos filósofos, como Karl Marx, han visto en la ley un
instrumento de dominación (una super estructura de la sociedad), que sirve para
la protección de los intereses de una clase sobre otra. Así las cosas, el
fenómeno jurídico sería una consecuencia de las relaciones económicas e incluso de las relaciones sexuales. Y a medida que
tales relaciones van tornándose cada vez más complejas con el devenir
histórico, así también sucede con la LEY y el DERECHO. Por eso la norma jurídica (consuetudinaria o
escrita) habrá de proteger la propiedad privada de todo agresor o transgresor;
y regulará nuevas instituciones sociales que irán estableciéndose, como el
matrimonio, la paternidad, la familia, etc.
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