A guisa de conclusión, y conocida la problemática que supondría la exótica figura de un Fiscal Ad-Hoc, se impone considerar otras opciones que puedan contribuir al mejor desenlace de una situación que tiene la dimensión de Crisis. Una crisis que ha afectado los cimientos del Estado y a la sociedad misma, dada la pérdida de confianza de la gente en las instituciones públicas y privadas, a todo nivel.
La propuesta de nombrar un Fiscal Ad-Hoc quizá pudo ser más útil tiempo atrás, incluso desde que el señor Néstor Humberto Martínez Neira tomó posesión como jefe del Ente Acusador en agosto 1° de 2016. Para esa fecha eran ya conocidos sus vínculos particulares con el Grupo Aval, socio de Odebrecht, así que el entonces nuevo Fiscal General de la Nación pudo haberse declarado impedido respecto a las investigaciones relacionadas con Odebrecht; y si la Vice Fiscal General como su subordinada hubiera hecho lo propio, todo ello habría facilitado a la CSJ ponderar la figura del Fiscal Ad-Hoc como lo hace ahora cuando la crisis es de mayores e inciertas proporciones.
Otras voces han propuesto la creación de un tribunal internacional tomando en cuenta que la corrupción generada por los negocios de Odebrecht se esparció por 12 países, buena parte de ellos en el continente americano. Empero, esta fórmula parece tan complicada como impracticable, pues conlleva a la celebración de un tratado multilateral con el consecuente trámite interno de aprobación en cada país firmante, así como la elaboración de un reglamento.
Así, vamos llegando a una salida que se viene planteando con más énfasis desde la divulgación de unos audios y correos electrónicos que cuestionan seriamente la credibilidad del Fiscal General, en medio de una atmósfera enturbiada por la extraña muerte del señor Jorge Pizano (y de su hijo), quien fuera controler de la empresa asesorada por el señor Martínez Neira cuando era abogado particular. Esa salida, reclamada por varios sectores del país, no es otra que la renuncia del actual jefe del Ente Acusador. Dando un paso al costado, el señor Néstor Humberto Martínez, evitaría el desgaste de una figura con poca solidez jurídica (Fiscal Ad-Hoc), le haría un favor a su propio prestigio y ayudaría a devolver al poder judicial parte de la confianza que se precisa en momentos tan oscuros como estos que atraviesa la República.
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